Ayer me regalaron una bolsa de tomates cherry. El caso es que aunque me encantén en ensalada y otras recetas, me parecían demasiados como para que me diera tiempo a comerlos sin que se me estropearan ;). Así que busqué en San google, que podía hacer con ellos y esto fue lo que encontré en la web Gastronomía y cia.

Era la primera vez que elaboraba una conserva y lié una en la cocina que no os quiero ni contar (tambien aproveché para hacer una mermelada que os subiré mañana) Pero al final el resultado mereció la pena, los tomatitos secos están de muerte, me he comido todos los que no cabían en el frasco 😉 Y es que sobre todo con queso están muy pero que muy ricos.

Ingredientes; tomates cherry, sal, tomillo, azúcar, pimienta y aceite de oliva.

En una bandeja de horno colocamos un papel sulfurizado y sobre el vamos poniendo los tomates cherry partidos por la mitad y boca arriba.

Espolvoreamos los tomates con sal, azúcar, romero, pimienta y un chorrito de aceite de oliva. Los llevamos al horno 100º durante unas 2 horas para que sequen (dependera del horno y del tamaño de los tomates). Yo apague el horno un rato antes para que se terminaran de hacer con el calor residual.

Mientras tenemos los tomates en el horno esterilizamos el frasco donde los pensamos guardar (de cristal). Lo pondremos en una pota llena de agua, junto con la tapa (pero sueltos ambos) y lo ponemos al fuego, lo dejamos hervir unos minutos. Después lo dejaremos enfriar boca abajo sobre una superficie limpia.

Una vez tengamos los tomates fuera del horno y estén templados, podemos proceder a guardarlos en el tarro, luego por encima verteremos aceite de oliva hasta llenarlo. Aquí podemos agregar tambien una ramita de tomillo y unos granos de pimienta. Cerramos bien el tarro y lo cocemos al baño maria unos 30 min desde que el agua hierva, para que se haga el vacio.

El aceite de estos tomates estará genial para aliñar ensaladas.